Arquitectura

Tecnología para la arquitectura del futuro

Por 16 febrero, 2018 Sin Comentarios

El futuro ya está aquí. Los nuevos materiales constructivos avanzan hacia la experimentación renovada en busca de soluciones económicas y eficientes. El sector inmobiliario es el responsable de hasta un tercio de la energía que se consume en el mundo y de aproximadamente la quinta parte de las emisiones globales.

Además de la protección medioambiental, los nuevos materiales deben favorecer su reutilización, ofrecer eficiencia energética, seguridad y, por supuesto, ser inocuos para la salud. La implantación final de éstos y otros muchos dependerá de su capacidad para atender unas exigencias cada vez más altas de la sociedad y de sus profesionales.

Maderas más resistentes

Una apuesta por la sostenibilidad y la eficiencia han provocado la vuelta al desarrollo de la madera para ofrecer mayor resistencia y utilidad. Los nuevos elementos son capaces de sustituir estructuras de hormigón y acero, como en el caso de la madera contra laminada que adquiere relevancia para la edificación en rascacielos.

El ejemplo más destacado es la torre Oakwood, un proyecto del Centro de Innovación con Materiales Naturales de la Universidad de Cambridge, con 65.000 m3 de madera, que persigue alzar una altura de 80 plantas.
Otros ejemplos como en la ciudad noruega de Bergen, donde se está construyendo la torre de madera de uso residencial más alta del mundo hasta la fecha. En este último caso, la madera laminada LVL se fabrica con la superposición de múltiples capas cuyas fibras se orientan en una única dirección.

Una nueva innovación tecnológica permite a la madera dotarla de semitrasparencia, como en la propuesta del Royal Institute of Technology de Estocolmo, donde se pretende sustituir al cristal y acomodar las instalaciones solares de los edificios.

Ladrillo y adoquines ecológicos

La investigación en este campo avanza vertiginosamente, al tiempo que trata de salvar su economía de producción. En la capacidad de estas propuestas de ser sostenibles y ecológicas y al mismo tiempo competir en costes con materiales convencionales está parte del éxito.

El bitublock es un prototipo de Leeds, Reino Unido, en el que se conforma un ladrillo realizado al cien por cien con basura y que ofrece una resistencia seis veces superior al hormigón, mediante un triturado de materiales de desecho como partículas de vidrio, escoria metálica o lodo de alcantarillado que se aglutina con el ‘bitumen’ (betún).

Otra propuesta es EcoBlock, un bloque de auto-construcción compuesto de concreto y madera, desarrollado para soportes. Como referencia el EcoBlock posee una matriz cerámica con agregado de biomasa, con desperdicios de la producción maderera y aserraderos.

Un proyecto interesante es Brikawood, las denominadas casas de ladrillos de madera tipo LEGO. Un nuevo concepto de ensamblaje sin adhesivos, clavos o tornillos y que además, cuenta con unas propiedades de aislamiento acústico y de eficiencia térmica muy superiores a otras soluciones para la construcción.

Nuevos cementos

El cemento es uno de los materiales que concentran más investigaciones en el campo de la construcción tecnológica y eficiencia. No en vano se calcula que la fabricación de cemento es responsable directa del 90% de las emisiones de CO2 en los procesos industriales.

Muchas de las novedades residen en la capacidad de los nuevos cementos de hormigón de poder autorrepararse, persiguiendo recomponer sus propias fisuras, como la patente presentada recientemente por la Universidad de Alicante, una resina transparente y flexible capaz de autorepararse.
Otras apuestan por hormigones con características termocrómicas con unas propiedades únicas que le permiten cambiar de color según la temperatura, reduciendo por ejemplo la temperatura en fachadas. Existen también cementos capaces de generar luz, cementos fosforescentes que adquieren esta cualidad gracias a su capacidad para absorber energía.

Energía solar

En el aspecto solar reside la gran apuesta por la tecnología de materiales. Entre todas las líneas de trabajo, cabe destacar la pintura solar, en la que sus celdas fotovoltaicas microscópicas utilizan un funcionamiento similar a las usadas tradicionalmente en un panel, generando energía incluso en condiciones de poca luminosidad solar a un menor coste.

También se han desarrollado unas tejas que incluyen una placa fotovoltaica en su propia estructura, según su forma, tamaño y material, destinadas a implantarse en un futuro no muy lejano.

Uno de los prototipos más potentes, consiste en la cobertura fotovoltaica de los edificios para que estos sean, en sí mismos, una central para la producción de energía limpia. Cristales que generan energía o paneles de colores para fachadas son algunas de las propuestas en este sentido.
Un equipo de ingenieros de la Universidad de Colorado ha creado una película plástica disipadora de energía solar térmica, creando así un sistema de acondicionamiento para las estructuras, consiguiendo enfriar los objetos incluso bajo la luz solar directa con cero consumo de energía y agua.

Impresión 3D y bioplásticos

El aumento de la impresión en 3D hace irremediable que esta se extienda también al ámbito de la construcción. En este sistema de fabricación, encontramos el primer edificio europeo a base de impresión 3D; el edificio BOD y el primer puente en 3D del mundo, situado en Alcobendas. Materiales biodegradables y sostenibles que evolucionarán hacia materiales bioplásticos reciclados.


Existen estos y otros muchos campos dentro de la arquitectura evolucionando hacia aspectos más eficientes siempre controlando el aspecto económico. Materiales y sistemas constructivos adaptados al momento y el lugar adecuados para una sociedad en constate ebullición.

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