Arquitectura

Incubadora de arquitectos, un primer paso para conseguir proyectos

Por 26 diciembre, 2018 Sin Comentarios
Fotografía: Agenese Sanvito

Fotografía: Agenese Sanvito

El talento es una cualidad que se aprovecha mejor en comunidad, de manera compartida; de ahí que no paren de proliferar los espacios de coworking y las incubadoras de empresas a lo largo y ancho de todas las ciudades. En multitud de sectores. Un buen ejemplo de ello es el RIBA Incubator del Royal Institute of British Architects (Instituto Real de Arquitectos Británicos), un proyecto radicado en Londres que apuesta por llevar el talento arquitectónico a un nuevo nivel.

Esta incubadora de arquitectos noveles está construida sobre los valores del Instituto Rea londinense, valores de sostenibilidad, inclusividad y ética con el profesional. No en vano, el instituto RIBA es signatario del Pacto Mundial de las Naciones Unidas y está comprometido a mejorar las prácticas para combatir la esclavitud moderna y la trata de personas. De ese compromiso nace RIBA Incubator para formar a profesionales que busquen la excelencia sin perder de vista los parámetros de ética y sostenibilidad.

La Incubadora RIBA se inició en 2015. Queríamos traer arquitectos a la sede central de RIBA y brindar apoyo para iniciar proyectos de arquitectura con costos razonables de alquiler de escritorios”, explica a The Decorative Surfaces la directora del proyecto, Jessica Davies, que ya ha visto pasar por la incubadora a jóvenes profesionales de Inglaterra, Irlanda, España, Alemania, Somalia, Grecia, Egipto y Canadá.

Según Davies, la incubadora RIBA es ideal para jóvenes practicantes emergentes que buscan crecer. “Los miembros de la incubadora se benefician de la creación de redes con sus colegas y tienen a su servicio un programa de apoyo de RIBA que les ayuda a desarrollar sus negocios” añade la directora de la incubadora, ubicada en el 76 Portland Place, a solo unos pasos del histórico edificio RIBA de 1930, en el centro de Londres.

En cuanto al espacio habilitado, RIBA Incubator tiene 26 mesas repartidas en dos plantas dispuestas para dar servicio a 12 practicantes autorizados, arquitectos o proyectos de ello que pueden estar en cualquier etapa de su carrera. “Muy a menudo tenemos a arquitectos que han estado trabajando en grandes firmas durante años y después deciden darle un cambio a su trayectoria”, afirma la directora del proyecto.

Fotografía: Agenese Sanvito

Fotografía: Agenese Sanvito

Así, quienes consiguen acceder al programa desarrollado por el Instituto Real de Arquitectos Británicos pasan a formar parte de un ecosistema diseñado para crear una red de colaboración entre los participantes en el proyecto y, en paralelo, entre los estudiantes y las miles de empresas y clientes que se interesan por la Incubadora. Al participar en una Práctica Autorizada, pueden utilizar el servicio RIBA Find an Architect que atrae a más de 60,000 usuarios al mes, la mayoría de ellos clientes que buscan al arquitecto perfecto para trabajar en su proyecto”, resume Davies.

Junto al apoyo en la búsqueda de empleo, el programa brinda asesoramiento en cuestiones legales, financieras y procedimentales en torno a la gestión de un negocio propio, así como la formación necesaria para seguir creciendo en el terreno profesional de la arquitectura. En el amplio catálogo de formación destaca, por ejemplo, el curso que COMPAC The Surfaces Company ofrece a los profesionales de RIBA sobre las posibilidades de diseño arquitectónico creativo de  cuarzo tecnológico y el mármol, tanto en aplicaciones interiores y exteriores, como en fachadas, revestimientos de pisos, revestimiento de paredes y encimeras; además de mostrar cómo aplicaciones en superficies de cocina y baño.

Así pues, la incubadora del RIBA pone a disposición del arquitecto todas las herramientas y el conocimiento necesario para consolidar su posición en el mercado profesional. Pero no solo eso. Decíamos que el talento se aprovecha más y mejor cuando es compartido y, en ese sentido, la incubadora de RIBA explora todo el potencial de cada participante. No solo ofrece salidas profesionales; también aporta autodescubrimiento en el camino hacia la excelencia arquitectónica.